viernes, 8 de junio de 2012

YA FALTA MENOS


Con apenas dos meses por delante me encuentro entre estas cuatro paredes que forman mi habitación a la espera de que llegue el día en el que coja ese avión con destino Minnesota y sumergirme en una de las mayores aventuras que tendré en, me atrevo a decir, toda mi vida. Recuerdo cuando me entere de todo, en Enero, pensaba que para llegar a verano aun faltaba un mundo, conscientemente o no, no tenía ni idea de donde me había metido. Ahora es cuando de verdad empiezo a creérmelo todo, a pensar que agosto está a la vuelta de la esquina y que en un simple chasquido de dedos estaré al otro lado del océano. ¿Al otro lado del océano? Qué locura! Si, esta va a ser mi primera vez en América. Sinceramente estoy eufórica, desde hace años este era mi sueño. Sé que pensareis: menuda imbécil dice esto para quedar bien, pues no. Estados Unidos significa para mí algo más que un simple país. Mis padres siempre dicen que preferirían ir tres veces a Italia y no una a EEUU. Consideran que hemos crecido en culturas diferentes, y es cierto. Pero tampoco os penséis que me voy a tomar un año sabático en Miami Beach o un año de lujo en Manhattan, para nada. Mucho mejor que esto. Voy a convivir con una verdadera familia americana en un pequeñito pueblo en el centro de Minnesota, Menagha. Allí espero pasar un tiempo inolvidable y no solo por los momentos divertidos y felices sino también por aquellos en los que conozca la verdadera soledad, morriña, inseguridad e incluso impotencia. Pienso que esta experiencia no me enriquecerá únicamente a nivel académico sino sobre todo como persona. Porque a pesar de medir un metro sesenta, y no ser nadie para este inmenso mundo para mi soy esa niña que siempre he querido ser y quizás todo esto me ayude a tener más fuerza y creer más en mi misma.